"Estoy agotada" o "trabajo mucho y siento que no avanzo nada" era parte de mis premisas habituales. Y aunque en el fondo uno siempre sabe "lo que nos hace bien", necesitaba una explicación avalada por la ciencia sobre como funcionaba la energía vital, y cuando lo entendí, lo cambio todo.
A nivel básico, la energía se entiende como la potencia generada en nuestras células que permite al corazón latir, al cerebro pensar y a nuestros músculos moverse.
Aunque tendemos a pensar en la energía como un único fenómeno, como algo que se tiene o no, podemos identificar 4 componentes en ella: físico, emocional, mental y espiritual.
Si logramos realizar un auto escáner e identificar cual de estas áreas está drenando nuestra energía o bien con dificultad para producirla, podremos recuperar y/o potenciar nuestra energía vital.
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A continuación, exploraremos seis pasos prácticos que puedes tomar para renovar tu vitalidad y vivir una vida más plena y energética.
- Descanso y sueño reparador
El primer paso para recuperar nuestra energía vital es asegurarnos de que nuestro cuerpo y mente descansen adecuadamente. El sueño de calidad es fundamental para restaurar nuestra energía y promover un funcionamiento óptimo. Establecer una rutina de sueño regular, crear un ambiente propicio para el descanso, limitar la exposición a dispositivos electrónicos antes de acostarnos y practicar técnicas de relajación, como la meditación o la respiración profunda, pueden ayudarnos a conciliar un sueño reparador y revitalizante.
- Alimentación consciente
Nuestra alimentación desempeña un papel crucial en nuestra energía vital. Optar por una dieta equilibrada y nutritiva es esencial para nutrir nuestro cuerpo y promover una sensación de bienestar. Priorizar alimentos frescos, ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes, y reducir el consumo de alimentos procesados y azucarados puede marcar una gran diferencia en nuestra energía y vitalidad. Además, es importante mantenerse hidratado bebiendo suficiente agua a lo largo del día.
- Actividad física regular
Aunque pueda parecer contradictorio, el ejercicio físico regular es una excelente manera de aumentar nuestra energía vital. La actividad física estimula la circulación sanguínea, fortalece nuestro sistema cardiovascular y libera endorfinas, neurotransmisores asociados con la sensación de bienestar. Encontrar una actividad física que disfrutemos, ya sea caminar, correr, nadar o practicar yoga, nos permitirá incrementar nuestra energía, reducir el estrés y mejorar nuestra salud en general.
- Gestión del estrés
El estrés crónico agota nuestra energía vital de manera significativa. Por lo tanto, aprender a gestionar el estrés es fundamental para recuperar nuestra vitalidad. Dedicar tiempo a actividades que nos relajen, como la lectura, el arte, la música o los baños relajantes, puede ayudarnos a reducir el estrés y recargar nuestra energía. También es importante establecer límites saludables, aprender a decir "no" cuando sea necesario y buscar apoyo emocional cuando nos sintamos abrumados.
- Conexión con la naturaleza
La conexión con la naturaleza tiene un efecto revitalizante en nuestra energía vital. Pasar tiempo al aire libre, ya sea dando un paseo por el parque, practicando senderismo o simplemente contemplando un paisaje hermoso, nos permite desconectar de las preocupaciones diarias y recargarnos de energía positiva. Además, la exposición a la luz solar ayuda a regular nuestros ritmos circadianos y mejora nuestra calidad de sueño.
- Cultivar relaciones positivas
Nuestras relaciones sociales también juegan un papel crucial en nuestra energía vital. Cultivar relaciones positivas y significativas nos brinda apoyo emocional, nos ayuda a reducir el estrés y nos da un sentido de pertenencia. Buscar la compañía de personas que nos inspiren y nos hagan sentir bien nos ayudará a mantener una actitud positiva y renovar nuestra energía vital.
En conclusión, recuperar nuestra energía vital requiere un enfoque holístico que atienda nuestro cuerpo, mente y espíritu. Todo lo anterior, se puede trabajar adoptando hábitos saludables, que nos ayuden a cultivar un equilibrio energético óptimo.
Recuerda que cada cuerpo es único, por lo que es importante escuchar las señales que nos envía y adaptar estas recomendaciones a nuestras necesidades individuales.
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¡Prioricemos nuestra energía vital y permitámonos vivir al máximo!